El mercado inmobiliario no deja de cambiar y de evolucionar. Y, en esta línea, una de las pautas que más se han modificado en España en los últimos tiempos es el hecho de vivir de alquiler. Si antes se consideraba como algo puntual o temporal, como propio de una fase de la vida, de juventud, o para empezar a vivir en pareja, o por motivos diversos, como un cambio de ciudad, por temas laborales o por estudios. Ahora cada vez más personas contemplan la posibilidad de vivir indefinidamente de alquiler y ahorrarse así los gastos y las preocupaciones de contratar una hipoteca.
Una de las grandes dudas al optar por este modo de vida son los arreglos en una casa de alquiler que puedes hacer sin entrar en conflicto con el arrendador. Si este es tu caso, no te preocupes porque a continuación te explicamos qué debes y que no debes hacer cuando te dispones a vivir como arrendatario. Además, debes saber que cada vez existen más ofertas de excelentes viviendas en alquiler como las que te ofrece Apicat.
Que arreglos en una casa de alquiler están permitidos
Todo el mundo quiere sentir que la casa en la que vive es su hogar, lo que te pasará si optas por casas tan fantásticas como esta en Gavà. Seguro que a ti te pasa lo mismo y puede que sientas que esto es más difícil de lograr en una casa de alquiler. El primer consejo es que, en el momento de alquilarla, observes bien los muebles que hay en ella y pienses si te vas a sentir a gusto con ellos.
Puede que haya un mostrador en la entrada horrible, o que la cama sea muy vieja, o que los cuadros de “decoración” sean una broma de mal gusto. Lo primero que debes hacer es comentarle al arrendador si es posible retirar los elementos que no te satisfagan antes de entrar a vivir. Luego, siempre hay cosas que podrás esconder y volver a colocar cuando te vayas, pero te ocuparán sitio y no tiene demasiado sentido.
Pintar las paredes. Todo un debate
Lo correcto es que el arrendador pinte la casa antes de ponerla en alquiler. No obstante, esto, que en otros países europeos es, prácticamente, obligado, en España no siempre sucede. Tanto si ha sido así como si no, puede pasar que no te gusten los colores de alguna de las paredes o habitaciones. Por tanto, si decides pintarlos, lo más correcto es que lo pactes con el arrendador porque así no tendrás que devolverlos a su color inicial cuando decidas marcharte. En todo caso, optar por colores neutros y huir de extravagancias siempre es una buena decisión.
Colgar cuadros. Hay alternativas al taladro
Tal vez eres uno de esos apasionados del taladro que lo saca a la menor ocasión. Pero debes saber que esos agujeritos son uno de los principales conflictos entre propietarios e inquilinos, sobre todo cuando la casa ya ha pasado por varias manos y es una especie de colador disimulado con aquaplast. Afortunadamente, hoy en día ya existen muchas alternativas eficientes al taladro como tiras adhesivas de gran resistencia y otras formas de colgar todo tipo de cosas en las paredes.
Cortinas y persianas. Dos clásicos
Las “preciosas” cortinas que haya dejado tu casero o casera no tienen porque ser lo que veas cada día en tu salón o en tu habitación. Ese es otro de los elementos que deberías pactar: si dejar o quitar en el momento de entrar a vivir. Pero si no lo has hecho, debes tener total libertad para colocarlas a tu gusto.
Por lo que respecta a las persianas, es uno de esos elementos del hogar que pueden romperse por el desgaste. Asegúrate que están en buen estado en el momento de instalarte porque es muy probable que si se rompen después tú debas correr con los gastos.
Iluminación y lámparas. Brilla con luz propia
Es muy habitual que cuando llegues a una casa de alquiler, sobre todo si está vacía, lo único que haya en iluminación sea una bombilla colgando del techo. Puedes vivir así, claro que sí, pero seguramente preferirás poner algún tipo de lámpara. Intenta que estas sean de fácil instalación, para no tener que hacer agujeros en el techo y para poder retirarlas con comodidad el día que decidas cambiar de aires. Por lo que respecta a las bombillas, es muy probable que no te hayan dejado unas de demasiada calidad. Por tu bien, pues serás quien deberá pagar las facturas de la luz, es conveniente que las cambies por otras bombillas de bajo consumo. Aunque puedes guardar las viejas para volverlas a colocar si un día decides marcharte. Eso ya depende de ti.
Obras mayores. Cuestión de pactar
Seguro que alguna vez viviendo de alquiler has pensado: si esto fuera mío tiraba este tabique y hacía un comedor más grande, o sustituiría esta cocina de fogones viejos por una reluciente vitrocerámica, o cambiaría la lavadora de sitio, o retiraría la pintura para dejar la pared con ladrillos de caravista, que están tan de moda. Todo esto puede que sean grandes ideas. Pero, precisamente por vivir de alquiler, no puedes llevarlas a cabo, al menos sin pactarlo con tu casero.
No obstante, puede que lo mismo que tú has pensado a él o ella le parezca muy bien y puedas llevarlo a cabo. Eso sí, otra cosa es ver quién debe pagar estas reformas. En principio, si son cosas estructurales debería hacerse cargo el dueño de la vivienda. Pero si eres tú quien lo solicita y él acepta cambiarlo por ti, tal vez deben compartir gastos o puede que te diga qué correría de tu parte. Ahí ya debes valorar si te compensa o no el cambio.
Los suelos. Ese gran dilema
Lo mismo sucede con el tipo de suelos que haya en el hogar. Si te apasiona el parqué, pero los suelos son de terrazo o de gres, debes saber que hay unos adhesivos muy eficientes que puedes colocar y que podrás retirar sin mayores problemas cuando lo estimes oportuno.
Como puedes ver, las opciones son muy diversas y, en muchos casos, dependen de la relación que tengas con tu arrendador y de tus propios gustos o modos de vida.