Aunque aún cuesta creerlo, existen formas de vivir que no pasan ni por el alquiler ni por la compra de viviendas. En api.cat ya te hemos hablado de las cooperativas de viviendas tipo la Muralleta o de la masovería urbana, entre otras. Hoy queremos hablar de la vivienda con derecho a uso, una fórmula que está a caballo entre la compra y el alquiler. ¡Te damos todos los detalles!
¿Qué es la vivienda con derecho a uso?
Se trata de un modelo de vivienda cooperativista que fusiona lo mejor de las dos formas tradicionales de acceder a la vivienda. Por un lado, permite que una persona viva con la estabilidad que proporciona tener una vivienda en propiedad y por el otro, permite disponer de la libertad que ofrece el alquiler.
Es una fórmula de vivienda que en algunos países europeos como Dinamarca, Alemania y los nórdicos: Suecia, Finlandia y Noruega, funciona desde hace décadas y que ahora empieza a desarrollarse con fuerza en España.
¿Cómo funciona?
En Cataluña tenemos la cooperativa pionera en la implementación de la vivienda con derecho a uso, se llaman Sostre Cívic y están en activo desde el 2010. El cooperativista no compra la vivienda ni tampoco la alquila, sino que paga una cuota inicial, que va desde los 3.000 a los 15.000 euros -según el proyecto-, para entrar a formar parte de la cooperativa, y luego, paga una cuota mensual más económica por ser usuario de la casa de manera indefinida. El contrato que se firma es de derecho o cesión de uso, un modelo amparado por el Código Civil.
¿Qué ventajas tiene?
Raül Roberts, presidente y socio fundador de Sostre Cívic, nos cuenta las principales ventajas de esta forma de vivienda alternativa: “La ventaja de la vivienda con derecho a uso con respecto a la compra es que hoy en día estar hipotecado es un lastre para gran parte de la población. Con el derecho a uso el socio tiene la misma estabilidad que la propiedad ya que es indefinido y se puede heredar. La ventaja respecto al alquiler es que la cuota mensual es considerablemente más baja que una renta de alquiler. Por ejemplo, en Barcelona contamos con edificios donde los vecinos pagan entre 150 y 450 euros por viviendas que costarían entre 300 y 700 euros en el mercado del alquiler.”
¿Y si una persona decide dejar la cooperativa?
En ese hipotético caso y como en cualquier cooperativa, Sostre Cívic devolvería la cuota inicial que se pagó, pero además también devolvería el IPC y las mejoras que se hayan hecho en la vivienda.
¿Cómo logran que sea un modelo asequible para todas las partes?
Llegando a acuerdos de colaboración con la administración pública, que a menudo disponen de edificios o terrenos a los que no pueden sacarles rentabilidad porque no pueden invertir o endeudarse más. En estos casos, la administración cede la explotación de los terrenos o edificios a la cooperativa, a cambio del pago de un canon anual. Esta misma fórmula también la aplican con terrenos o edificios privados, en los que ofrecen al propietario una rentabilidad de aproximadamente el 7%. ¿Tienes un terreno en Sabadell y quieres darle salida?
¿Es un proyecto sólido?
Sostre Cívic cuenta con 292 socios y 7 proyectos residenciales en funcionamiento y otros 14 en fase de rehabilitación o negociación con las administraciones locales. Su principal área de actuación es la provincia de Barcelona, aunque ya están trabajando para un proyecto en Canarias y en fase de conversaciones en algunas administraciones andaluzas.
Su presidente, Raül Roberts, enfatiza en que es un modelo en crecimiento que está suscitando mucho interés entre las personas mayores: “Estamos viendo un incremento de solicitudes por parte de gente mayor, que quieren vivir compartiendo espacios comunitarios con otras personas y ven en este modelo una alternativa a las residencias”.
¿Qué te parece la vivienda con derecho a uso?
Foto: Edificio de Sostre Cívic en el Born, Barcelona