Teniendo en cuenta que más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, el hecho de que un entorno urbano sufra el impacto de un desastre natural, implica que el número de víctimas y las pérdidas de recursos naturales y económicos sea mucho más notorio. Para reducir esa vulnerabilidad, Naciones Unidas y la Fundación Rockefeller trabajan para hacer ciudades resilientes y una de ellas es, precisamente, Barcelona. ¡Te lo contamos en Api.cat!
Efectivamente, el 54% de la población mundial vive en ciudades y Naciones Unidas prevé que en 2050 esta cifra aumente hasta un 66%. A este baile de cifras aún podemos añadir la problemática de las ciudades superpobladas, como Tokio, que con 28 millones de habitantes es la ciudad más poblada del mundo. ¿Te imaginas el impacto que tendría un desastre natural allí? Seguramente será algo menor si se trata de una ciudad resiliente.
¿Qué es una ciudad resiliente?
La resiliencia urbana es la capacidad de una ciudad para restablecer su funcionamiento ante cualquier situación de crisis (provocada por la naturaleza o por el ser humano) o incluso de evitarla.
Barcelona ya hace años que trabaja en este campo, convirtiéndose en un referente internacional, además de acoger la sede mundial del programa de resiliencia urbana de ONU-Hábitat, que trabaja para aumentar la resiliencia y tener ciudades mejor preparadas para afrontar crisis que afecten a servicios e infraestructuras.
Desde finales de 2014, la ciudad también forma parte de la red de las 100 Ciudades Resilientes promovida por la Fundación Rockefeller.
¿Y qué ha hecho Barcelona para ser una ciudad resiliente?
Según el Ayuntamiento de Barcelona, a lo largo de su historia la ciudad ha tomado acciones de mejora que la han hecho más resiliente en el ámbito urbano, después de sufrir episodios climatológicos intensos, ya sea por insuficiencias tecnológicas o de servicios. Algunos ejemplos son la red de depósitos de aguas fluviales para evitar las inundaciones en el espacio público y vertidos incontrolados en el litoral, la desaladora para los periodos de sequía o los planes de actuación de protección civil.
Por otro lado, la Fundación Rockefeller asegura que la ciudad ha comenzado a abordar sus desafíos de contaminación con la creación de proyectos que promuevan las energías renovables, la reducción del uso de combustibles fósiles en el puerto, el aumento del transporte público o la adopción de vehículos eléctricos para el parque automotor de la ciudad. Desde la Fundación consideran, además, que Barcelona está a la vanguardia en la planificación de la capacidad de recuperación frente a estos y otros retos.
¿Por qué interesa tener ciudades resilientes?
Porque durante la última década, los desastres naturales han perjudicado a más de 220 millones de personas y causado daños económicos valorados en 100 millones de dólares anuales. La cantidad de personas afectadas por catástrofes desde 1992 llega a 4.400 millones (equivalente a 64% de la población mundial), y el daño económico es de unos 2 billones de dólares (equivalente 25 años del total de la Ayuda Oficial al Desarrollo).
¿Conocías el concepto de ciudad resiliente? ¿Qué te parece que Barcelona sea una de ellas?
Foto: BIT Comunicació