Cuando estamos buscando piso o si tratamos de vender el nuestro, uno de los aspectos que más nos interesa como compradores y, al mismo tiempo, uno de los argumentos de venta que solemos emplear como propietarios, es la ubicación de la vivienda. Sin duda, nos importa el número de metros cuadrados de los que dispone el piso, pero, por muy bonito que sea si no nos conviene el lugar donde está localizado, no lo compraremos. Uno de los motivos que pueden mermar nuestro interés en un inmueble es la cercanía de una torre de alta tensión. Desde Api.cat queremos hacer una breve exposición y reflexión sobre este asunto.
Seguro que tu piso de Sabadell está en perfectas condiciones para ser vendido. De hecho, tu agente API ya ha acompañado a varias visitas a conocer tu piso, pero cuando se dan cuenta de la escasa distancia que hay entre el edificio y los cables de alta tensión, la cara de la mayoría de ellos suele cambiar de expresión, pasando de la ilusión a la decepción en un abrir y cerrar de ojos.
Pero, ¿realmente hay motivos para ello? ¿Está justificado este cambio en la actitud? Lo cierto, es que estamos ante un tema que arrastra mucha controversia y que, generalmente, provoca dos posiciones con opiniones radicalmente distintas y enfrentadas. Unas, descartan los efectos nocivos para la salud aduciendo la inexistencia de estudios concluyentes, mientras otras, abogan por una legislación más estricta que impida la construcción de edificios de viviendas a una distancia prudencial con el fin de evitar graves enfermedades a los que viven en las inmediaciones de las torres de alta tensión.
¿Qué dice la Legislación?
Así las cosas, lo cierto es que no es posible encontrar argumentos definitivos sobre los que afirmar categóricamente que no deberíamos vivir cerca de estos lugares. Aunque, sí apelamos a la prudencia. Tal y como hizo en 2001, la Federación Española de Municipios y Provincias cuando recomendó que se redefiniese el artículo 25 del Reglamento de Líneas de Alta Tensión, el cual establece unas distancias límite, a todas luces insuficientes, para evitar las posibles afecciones sanitarias derivadas de una exposición continua a campos electromagnéticos de baja frecuencia.
También, en los años 2001 y 2003, el Ministerio de Sanidad y Consumo planteó la necesidad de reformar el Reglamento para “redefinir unas distancias mínimas de seguridad desde las líneas de alta tensión a edificios, viviendas o instalaciones de uso público y privado” y de “actualizar la fórmula de referencia para la distancia de seguridad a líneas de alta tensión”.
Principio de precaución
Por otro lado, la Ley 54/97 del Sector Eléctrico, hecha en función de los intereses de las empresas eléctricas, no ha resuelto los problemas de la proliferación de infraestructuras eléctricas con los consiguientes impactos ambientales y exposición continua a campos electromagnéticos en nuestras ciudades, lo que convierte en, como mínimo, recomendable, un cambio en la normativa estatal y en los reglamentos de líneas de alta tensión, subestaciones y transformadores que considere el principio de precaución, minimicen las emisiones electromagnéticas, aumenten las distancias de seguridad y el blindaje electromagnético.
¿Tienes cerca de tu edificio cables de alta tensión? ¿Crees que pueden ser perjudiciales para la salud? Cuéntanos. Tu opinión nos interesa.
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