La enfermedad no es sólo propia de los seres vivos, también hay edificios enfermos. Lo peor es que a menudo la única forma de detectarlo es a través de las enfermedades que provocan a las personas que los ocupan. Desde Api.cat te contamos todo sobre esta problemática para que estés precavido.
Se llama síndrome del edificio enfermo (SEE) a un cúmulo de síntomas que sufren quienes habitan o trabajan en él, básicamente a causa de la contaminación del aire. Éstos se agravan con la permanencia en el lugar, y al abandonarlo remiten considerablemente.
Los síntomas son:
- Cansancio, pesadez, desconcentración y agotamiento.
- Dolor de cabeza, ojo seco, fatiga visual.
- Nariz tapada, rinitis.
- Irritación de garganta, tos seca.
- Prurito, dermatitis, alergia.
- Mareos, diarrea.
- Presión torácica.
En los casos más graves se sufre de:
- Lipoatrofia semicircular.
- Síndrome de sensibilidad química múltiple (SSQM).
- Fibromialgia.
- Fatiga crónica.
- Disfunciones en los sistemas endocrino, reproductor e inmunológico, que pueden llegar a provocar cáncer.
¿Sospechas que vives en una casa enferma? ¿Crees que trabajas en un edificio enfermo? Averigua si les pasa algo de ésto:
- Construcción de baja calidad.
- Ventanas inexistentes o impracticables.
- Ventilación centralizada, recirculación del aire defectuosa o insuficiente.
- Ninguna o poca luz solar.
- Iluminación deficitaria, o excesiva que provoca reflejos en las pantallas
- Exceso de textiles en la decoración.
- Abundancia de fotocopiadoras, ordenadores, y ofimática en general.
- Abuso de dispositivos inalámbricos y conexiones wifi.
- Electricidad estática provocada por muchos aparatos eléctricos y sus cables, suelos con cableado empotrado y conexiones inapropiadas.
- Gasto insuficiente en mantenimiento del edificio.
- Contaminación biológica por moho o plagas, o química por ambientadores, desinfectantes, gas radón, etc.
Según la OMS hay dos tipos:
- De nueva construcción, en los que en un plazo aproximado de seis meses se ha normalizado la situación con el uso.
- Viejos, con un problema que se agrava con el tiempo, y que a veces, una vez tratados, no llega a remitir del todo
Por poner un ejemplo, citar el caso del complejo municipal barcelonés formado por la Biblioteca Agustí Centelles y la Guardería El Roure: se dieron casos de lipoatrofia semicircular en veinte trabajadores y un niño respectivamente. El consistorio invirtió 600.000 euros en la “curación” de ambos edificios, y han reabierto sus puertas con toda normalidad.
Si tienes ese problema en tu piso de Girona, para asesorarte sobre soluciones, puedes acudir a la Asociación Catalana de Empresas Especialistas en Síndrome del Edificio Enfermo (ACESEM). Algunas cosas que se pueden hacer para paliarlo son:
- Arreglar las deficiencias estructurales.
- Eliminar electricidad estática reemplazando textiles sintéticos por naturales, poniendo tomas de tierra, etc.
- Ventilar correctamente.
- Desplazar las zonas de trabajo a espacios con luz natural, o colocando bombillas de luz de dia de amplio espectro.
- Optimizar las instalaciones eléctricas y ofimáticas, y eliminar conexiones inalámbricas si es posible.
- Crear muros o techos verdes en el exterior.
- Poner jardines o murales vegetales en el interior.
- Colocar plantas junto a los puntos de mayor contaminación electromagnética, como mesas de despacho. Las variedades llamadas vulgarmente areca, lengua de suegra y el potos son las más recomendables: entre las tres, con sus diferentes virtudes, limpian muy eficazmente el aire. Drácenas y cintas son también apropiadas.
Una reflexión sobre todo lo anterior nos dice que tanto en edificios urbanos como en viviendas rurales se debe cambiar la orientación. Hay que dejar atrás la arquitectura que prioriza el rendimiento económico sobre la salud del hombre y el entorno. La ecología, la bioconstrucción y el bienestar del usuario sobre todo, tienen que ser las que inspiren la creación del hábitat humano.
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