No se puede negar que cada vez estamos más conectados a la tecnología. Basta con que levantes la mirada y mires a tu alrededor para darte cuenta de cómo en una ciudad todos los sectores y actividades diarias dependen directa o indirectamente de las tecnologías de la información y comunicación (TIC). ¿Es esto el futuro inevitable de las ciudades?
Las denominadas Smart Cities o ciudades inteligentes tratan de poner la tecnología al servicio de los ciudadanos para incrementar la calidad de vida de sus habitantes y hacer que sean ciudades más eficientes.
Si tenemos en cuenta que el 54% de la población mundial vive en zonas urbanas y que esta cifra va en aumento, nos podemos imaginar los problemas que puede tener una ciudad saturada: atascos, contaminación, un reto para poder abastecer a todas las viviendas de los suministros básicos, la gestión de los residuos, etc. Para que te hagas una idea, en España, el 80% de la población vive en ciudades.
¿De qué manera pueden ayudar las tecnologías?
La digitalización de las empresas públicas y privadas genera una cantidad ingente de información, por ejemplo: a qué hora se consume más electricidad en los hogares, cuáles son las horas punta del metro en Barcelona, o qué tipo de patologías médicas se tratan más en los hospitales de Tarragona.
Las tecnologías pueden aprovechar todos estos datos para crear aplicaciones, programas y sistemas que ayuden a las administraciones a gestionar de una forma más eficiente todos estos micro sistemas, que en conjunto, hacen funcionar el día a día de una ciudad y repercuten en la calidad de vida de sus habitantes.
En esta línea, el Gobierno ha aprobado recientemente el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes, con una dotación de 153 millones de euros, para promover el crecimiento del sector tecnológico y su capacidad de internacionalización. Concretamente, los objetivos de este plan son:
- Mejorar la productividad y la competitividad de las empresas y administraciones gracias a las TIC, para que el peso del sector industrial en el PIB español sea, al menos, del 20%.
- Mejorar la eficacia y eficiencia de las administraciones y empresas que ofrecen servicios públicos a través del uso de las TIC.
- Avanzar en la gobernanza del sistema de Ciudades Inteligentes.
- Impulsar la estandarización, regulación y normativa de las Ciudades Inteligentes.
Traducido al día a día de cualquier persona que viva en una gran ciudad como Barcelona, consistiría en medidas del tipo: que el agua se gestione de forma sostenible; que la recogida de residuos sea óptima; que el tráfico se regule de forma más eficiente mediante semáforos que responden en tiempo real a las necesidades de movilidad en la ciudad; o que los turistas tengan puntos digitales de información.
La idea es que los habitantes de la ciudad tengan una mayor calidad de vida, que las administraciones ahorren dinero gracias a una gestión más eficiente y que se desarrolle todo un tejido empresarial alrededor de las TIC que reporte beneficios económicos a las empresas y al país.
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Foto: BIT Comunicació