
Riesgos de ser avalista
Ni una, ni dos, ni tres. Antes de aceptar ser avalista deberías pensártelo cuatro o cinco veces. Y es que, avalar la devolución de un préstamo que ya está garantizado con una hipoteca contrato de avalista de una hipoteca es una de las operaciones más desventajosas que existen. Quizá por este motivo, la principal razón por la que alguien firma como avalista de otra persona es de carácter personal. Padres que avalan a sus hijos, hermanos que lo hacen entre ellos o amigos que se ayudan para hacer realidad el sueño de adquirir una propiedad. Sin embargo, ¿conoce el avalista el verdadero alcance de su decisión? ¿Es realmente consciente de las posibles consecuencias presentes y futuras que tendrá ese acto de generosidad? Piensa que las entidades financieras exigen la renuncia de aquellos beneficios que el contrato de fianza reserva al avalista, como son el de excusión, antes de actuar contra los bienes del avalista hay que hacerlo contra los del deudor principal, de división, si fueran varios los avalistas, la deuda se repartirá entre todos ellos, y de orden, que significa tener que reclamar en primer lugar al deudor y después al avalista, si aquel no paga.
En el blog de las noticias inmobiliarias de Api.cat te mostramos tres de los riesgos más significativos que tiene avalar a otra persona. Así, si decide firmar, lo hará con conocimiento de causa.
1. El avalista responde con todos sus bienes, presentes y futuros
La mayoría de aquellos que firman como avalista no firman pensando a largo plazo, lo cual es un grave error. Si eres propietario de un piso en Barcelona y vas a ser avalista de tu hermano que quiere comprarse un piso, recuerda que no sólo le estás avalando con tu piso actual, también lo estás haciendo con todas aquellas propiedades que adquieras mientras esté vigente el préstamo hipotecario solicitado para financiar el piso de tu hermano.
Y, además puedes ver limitadas las posibilidades de gestionar una hipoteca o cualquier otro préstamo para ti, puesto que tu propia solvencia queda comprometida con el aval.
Así, si el banco tuviera que ejecutar el aval, podría ir a por cualquiera de tus propiedades, tanto las que tenías en el momento de la firma, como las adquiridas después o contra cualquier fuente de ingresos que poseas. Si la entidad bancaria va a por la propiedad que tenías en aquel momento, a por otra o a por todas, dependerá del juez.
2. Si el hipotecado se muere, sigue siendo avalista
¿Y si el hipotecado fallece sin haber terminado de pagar el préstamo hipotecario? ¿A quién pasa la deuda pendiente, a los herederos o al avalista? Si los herederos aceptan la herencia, el avalista continúa desempeñando las mismas funciones hasta que finalice la hipoteca. Sin embargo, si los herederos aceptan la herencia a beneficio de inventario, es decir, que solo se comprometen a pagar la hipoteca con los bienes que integran la propia herencia, pero no con los suyos propios y se produce un impago o deuda no cubierta, es el avalista el que estará obligado a cubrirla, con todos sus bienes presentes y futuros (nómina, pensión, acciones, coches, inmuebles…).
3. Si el avalista fallece, sus herederos reciben esta responsabilidad
Otra de las consecuencias de firmar como avalista que normalmente no se tiene en cuenta es la que afecta a los herederos del avalista. Y es que, si el avalista falleciera, serían sus herederos los que recibirían la responsabilidad de hacer frente a la hipoteca con los bienes heredados y los suyos propios, presentes y futuros. A no ser que aceptaran la herencia sólo a beneficio de inventario.
Estos son tres de los efectos que tiene estampar tu firma en un contrato de avalista. Como veis, hay que pensárselo muy bien, dado que el alcance de la responsabilidad del avalista es enorme, afectando no sólo a su vida futura, sino también a la de terceras personas, como son los herederos del avalista.
¿Aceptarías ser avalista si te lo pidiera un amigo o un familiar? Danos tu opinión. Nos encantaría conocerla.
Foto: BIT Comunicación