Como consecuencia de la crisis y la constante subida del precio de la energía, un 11% de los hogares españoles sufren pobreza energética. Pero ésta se ceba mucho más con aquellas familias que viven de alquiler. Conoce más detalles en las noticias inmobiliarias de Api.cat

Pobreza energética y viviendas de alquiler
Se entiende por pobreza energética, la incapacidad de un hogar de satisfacer sus necesidades básicas con la energía requerida. Un ejemplo de ello sería la incapacidad de mantener la vivienda en unas condiciones de climatización adecuadas para la salud (de 18 a 21ºC en invierno y 25ºC en verano). ¿Vives de alquiler en una casa en Barcelona? ¿Puedes poner la calefacción o el aire acondicionado sin temer poder pagar la factura?
Pobreza energética en España
Y sí, en España hay cinco millones de personas que tienen que pensárselo dos veces antes de encender la luz, ducharse con agua caliente o encender la calefacción, según un estudio elaborado por la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA). El estudio ha analizado datos del período 2012-2014, extraídos de las Encuestas de Condiciones de Vida (ECV) y de Presupuestos Familiares (EPF). Y por primera vez en este estudio, se han desgranado los resultados por régimen de tenencia del inmueble.
En este sentido, los datos revelan que las mayores tasas de pobreza energética se dan en las viviendas de alquiler. Y apunta como posibles causas:
- Uno, que se trate de viviendas en las que el propietario no ha invertido en eficiencia energética, al no ser él quien disfruta de la misma.
- Dos, que las familias con rentas bajas únicamente tienen acceso a viviendas en régimen alquiler, que además se encuentran en un deficiente estado de conservación.
- Tres, que el inquilino, al escoger vivienda, priorice la ubicación o la renta mensual por encima de la calidad del inmueble o la eficiencia energética.
Rehabilitación de edificios
Gran parte del parque de viviendas español se está quedando obsoleto en términos de eficiencia energética. Por eso, llevar a cabo actuaciones sobre la vivienda en particular, y promover la rehabilitación de los edificios colectivamente, es una de las mejores herramientas para prevenir la pobreza energética, ya que otros causantes, como la subida del precio de la luz, son factores externos cuyo control escapa de nuestras manos.