
Vivir en un castillo medieval
Entre cocinas, salones, dormitorios y baños suman cerca de 4.000 metros cuadrados de superficie. Ante semejante cifra, lo habitual es reaccionar con expresiones del tipo: ¡Qué envidia! o ¡Qué lujo, quién pudiera! Sin embargo, una cosa es pasar unos días cual príncipes del siglo XV y otra muy distinta que un palacio sea tu domicilio habitual.
En este post del blog de noticias inmobiliarias de Api.cat queremos mostrarte algunos de los contra de la vida en un castillo de más de 400 años y con una superficie que multiplica por diez la de cualquier piso convencional de hoy.
Que no se estropee nada
Una de las preocupaciones de los moradores de este tipo de edificaciones, que todavía los hay, es que se produzcan averías o desperfectos en su mansión. Y es que, cualquier tipo de reparación suele ser un desembolso que supera con creces lo que esa misma reparación requiere en un inmueble de este siglo. Además, aunque en muchos casos, estos palacios están declarados monumento nacional, son los propietarios los que deben sufragar estos gastos extra.
Y hacemos hincapié en lo de “extra” para distinguirlos de los gastos diarios que van ligados a la vida cotidiana y que también son bastante elevados.
Gastos de mantenimiento
A pesar de que el espacio es la gran ventaja que tiene vivir en este tipo de casas, este privilegio es un arma de doble filo, ya que, cuando contamos en nuestro hogar con una biblioteca, capilla, varios salones, cocina de verano y de invierno y más de diez dormitorios, estamos obligados a mantener el orden y la limpieza en todas esas estancias. Lo que se traduce en un gasto de tiempo y dinero difícil de asumir.
Además, a este mantenimiento básico habría que añadir los gastos de calefacción durante los meses de invierno, lo cual, dada la cantidad de metros cuadrados de superficie, el tamaño de las habitaciones y el tipo de material con que están construidas, puede significar una parte importante del presupuesto de la economía doméstica.
Estos gastos son tan elevados, que en no pocas ocasiones, una parte de la casa está reservada para el alquiler y de este modo tener una fuente de ingresos que financie el mantenimiento de todo el inmueble.
Otra forma habitual de conseguir ingresos que sirvan para pagar el recibo de la luz o la calefacción es ofreciendo estos palacios o alguna de sus estancias, para celebrar eventos como por ejemplo bodas o fiestas para empresas.
La seducción de lo medieval
A pesar de los muchos inconvenientes que tiene habitar en un palacio – casi todos ellos, económicos -, la mayoría de los que viven en ellos no lo cambiarían por nada. Y es que, el encanto que poseen los castillos medievales hace que vivir en ellos sea como hacerlo en un auténtico cuento, lleno de romanticismo. Algo que acaba compensando las dificultades de mantenerlo.
Ahora que has visto algunos de los inconvenientes de vivir en un palacio, ¿te gustaría vivir en uno de ellos? Danos tu opinión. Nos encantaría conocerla.
Foto: BIT Comunicación