
Hipoteca para una segunda residencia
En el marco de un panorama que parece mantener la tendencia hacia la recuperación del sector inmobiliario, en esta ocasión nos centramos en los préstamos hipotecarios destinados a financiar las segundas residencias. Así que, sin entrar en ningún otro aspecto, como el perfil del comprador de este tipo de inmueble o si realmente este subsector está en auge o no, esta vez en las noticias inmobiliarias nos limitaremos a exponer descriptivamente y a grandes rasgos cómo son las hipotecas para segunda residencia.
Diferencias de las hipotecas para la segunda residencia
La oferta de productos hipotecarios es muy variada y puede variar mucho en cuanto a las condiciones y requisitos para acceder a ella o en cuanto al número de plazos concedido para devolver el préstamo. En el caso que nos ocupa, normalmente los bancos pedirán condiciones más restrictivas, así como la domiciliación de la nómina y de los principales recibos domésticos.
Sin embargo, aunque los solicitantes de una hipoteca para la segunda residencia encontrarán diferencias sustanciales en muchos de los requerimientos en comparación a los préstamos vinculados a los hogares habituales, donde no existe divergencia es en el tipo de interés aplicado, que es el mismo.
En cuanto a los plazos de amortización se establecen unos períodos más cortos, situándose la mayoría en torno a los 25 años.
Y por lo que respecta a la cantidad concedida para financiar la compra, estaríamos en un porcentaje algo inferior al que se suele adjudicar cuando se solicita para una vivienda habitual. Si en este caso, estamos hablando de un 80%, cuando pedimos una hipoteca para el apartamento de la playa, la financiación no suele rebasar el 75% de su valor de tasación.
Bonificaciones en función de la vinculación
Una de las características que encontramos con asiduidad en este tipo de préstamos son las bonificaciones en su tipo de interés, siempre que haya mayor vinculación con la entidad. Esta estrategia comercial pasa por domiciliar la nómina y los principales recibos domésticos (luz, agua, gas, etc.), contar con actividad en las tarjetas y, por último, suscribir una gama de seguros (hogar y vida, sobre todo).
¿Y si todavía tengo otra hipoteca?
Lo habitual es que cuando alguien acude a una entidad financiera a interesarse por las condiciones de los préstamos hipotecarios para una segunda residencia, todavía tenga en marcha la financiación de la vivienda habitual. Los casos más usuales son: faltan pocos años para liquidar la hipoteca o que la compra de la segunda residencia se presenta como una buena oportunidad que no se puede dejar escapar.
Cuando esto ocurre, hay dos formas de hacer frente a la nueva operación. Por un lado, es posible solicitar un crédito específico para la financiación del nuevo inmueble; y por otro, también cabe la posibilidad de ampliar la hipoteca vigente. En ocasiones, se extiende el préstamo de la vivienda habitual modificando las condiciones y adaptándoles a los nuevos riesgos.
¿Has solicitado un crédito hipotecario para la adquisición de una segunda residencia? ¿Cómo fue tu experiencia? Nos sería muy útil conocerla.
Foto: BIT Comunicación