Algo debemos haber aprendido de la crisis inmobiliaria tanto compradores y vendedores, como bancos y agentes inmobiliarios. Sin duda, 8 años de penosas consecuencias sociales y económicas no compensan la época dorada en la que muchos españoles quisieron ser propietarios, casi a cualquier precio, animados por todos los demás actores del circo. Afortunadamente, el sector empieza a ver la luz, un poco más maduro y adaptándose a los cambios para poder vender pisos.

Cómo vender pisos al comprador post crisis
Para saber cómo es el comprador de viviendas post crisis hemos hablado con Jorge Juan Vispo, API y CEO de Golden Square Barcelona Consultors immobiliaris:
“Antes, el número de compradores era masivo. Parecía que si no te comprabas un piso en ese momento, te quedarías sin casa para siempre porque los precios no paraban de subir, cosa que no sucedía en la misma proporción con los sueldos. Todo esto retroalimentado por el sector financiero, que era muy laxo y permitió que accedieran a préstamos inasumibles personas sin una capacidad real de ahorro”.
Pero muchas cosas han cambiado desde ese momento. Así resume Jorge Juan Vispo las diferencias entre el comprador de antes y después de la crisis.
Tiene más capacidad de ahorro
Una de las grandes críticas que se le ha hecho al sector financiero es que, durante la burbuja, permitió que muchas familias que no tenían una solvencia real se endeudaran para toda la vida. Tras el rescate de los bancos parece que han escarmentado:
“Hoy por hoy, los bancos miran muy bien a quién le dan financiación y hacen una radiografía exhaustiva del posible comprador, quién de entrada, debe tener ahorrado, como mínimo, el 30% del valor del inmueble con los gastos añadidos a la compraventa”.
Más selectivo
“Hoy estamos claramente en un mercado de compradores. Antes, quién estaba muy interesado en comprar una vivienda en Barcelona, por ejemplo, o dejaba paga y señal, o al día siguiente ya no estaba disponible. Ahora hay mucha oferta, han bajado los precios y el comprador tiene donde escoger. Por eso, es más selectivo en el tipo de vivienda que busca, se lo piensa más y compara más opciones antes de decidirse por una”.
Más informado
“Hoy el comprador está muy informado y prácticamente no le tienes que explicar nada de cómo es la operativa de compraventa de una vivienda o de la financiación, porque la mayoría han pasado antes por el banco a informarse. Es decir que, en este sentido, vienen con los deberes hechos de casa. Preguntan más bien cuestiones de tipo legal, como por ejemplo, si el inmueble tiene la cédula de habitabilidad o la Inspección Técnica de Edificios (ITE)”.
Y añade: “Lo que aún no es un factor determinante en la compra de una vivienda es el certificado de eficiencia energética.”
Más realista
Durante los años inmediatamente sucesivos al estallido de la burbuja inmobiliaria, el ajuste de precios fue brutal: “En ese momento, se vendieron muchos pisos pagados al contado o con hipotecas muy pequeñas a gente que tenía ahorros, porque las rebajas eran considerables. Ahora, a pesar del stock de viviendas que queda sin vender, en las ciudades donde hay más demanda el mercado está repuntando al alza y los compradores lo saben. Ya no empiezan una negociación pidiendo una rebaja del 30%, si no que buscan un buen producto, bien ubicado y a un precio de mercado acorde con las características del inmueble. En estos casos, las negociaciones ya se mueven entorno el 5% y el 10% o incluso se cierran a precio de oferta cuando el producto tiene una importante demanda.”
En definitiva, parece que el sector inmobiliario en general y los compradores en particular, han aprendido la lección. ¡Esperemos que no se olvide nunca!
Foto: BIT Comunicació