Las casas rústicas son encantadoras e inmortales. Cuando uno piensa en ellas se imagina descanso, relax, reconexión con la naturaleza… El diseño de las casas rústicas transmiten una calidez casi indescriptible. ¡Veamos por qué!
Suelen ser casas ubicadas en zonas alejadas de los núcleos urbanos, ya sea en un pueblo remoto en medio de la montaña o a tan sólo unos pocos quilómetros de una gran ciudad como Barcelona. Buscan un espacio tranquilo para huir del ruido y ser un lugar de descanso, nada más ni nada menos que lo que uno asocia con la palabra ‘hogar’.
Los materiales y los colores de una casa tienen personalidad, nos hablan del espíritu que se le ha querido dar a la vivienda. En las auténticas casas rústicas, los materiales son los que podemos encontrar en la naturaleza: piedra, madera y barro.
Destacan los colores terrosos, beige, grises piedra, rojo arcilla, negro pizarra… Colores de tonos naturales y cálidos, como si quisieran mimetizarse con el entorno natural exterior de la casa.
Los muebles de las casas rústicas suelen ser exclusivos, piezas talladas de forma artesanal en madera robusta, y con muchos años de vida. Si es una casa rústica vieja seguramente contenga auténticas reliquias entre su mobiliario, si es más nueva, puede ser que sean muebles de madera chapada que imitan el estilo, pero a menos precio, logran casi el mismo efecto.
El diseño de los interiores de casas rústicas mantienen ese anclaje con la naturaleza. Una chimenea es imprescindible para crear ese espacio mágico de conversación y reunión entorno al fuego. Los suelos pueden ser de madera, cerámica o gres y los techos suelen tener bigas de madera. En los accesorios decorativos y los textiles introducen elementos con otros colores y materiales, para no sobrecargar el ambiente y armonizar el conjunto.
Estas son las razones por las que una casa rústica es cálida y no pasa nuca de moda. ¿Te animas a mudarte a una, por ejemplo, en Olot?
Aunque las casas rústicas hace años que están de moda como alojamiento para el fin de semana, cada vez son más los que las contemplan como una opción para vivir. De hecho, con la crisis económica, se ha detectado una cierta ‘vuelta al campo’. Muchos jóvenes y familias en paro han vuelto a los pueblos de sus abuelos donde tenían una vivienda en desuso a empezar una nueva vida.
Otros, han rehabilitado casas y masías rústicas familiares para ofrecerlas como alojamiento turístico y empezar un negocio propio. Y aquellos que pueden trabajar a distancia, han escogido hacerlo des de una casa rústica como un modelo de vida basado en un entorno sereno y más natural.
Por todas estas nuevas tendencias, y porqué siempre han estado ahí, las casas rústicas son eternas.
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