Subarrendar habitaciones es una práctica muy común, sobretodo en grandes ciudades como Barcelona, donde los alquileres son más caros y los inquilinos buscan compartir gastos. Sin embargo, ya sea por desconocimiento o por negligencia, no todos los inquilinos que subarriendan habitaciones lo hacen de forma legal. Entérate de cómo hacerlo bien en las noticias inmobiliarias de Api.cat

Cómo subarrendar habitaciones legalmente
El marco legal del subarrendamiento de habitaciones
Tanto inquilino como propietario deben conocer el marco legal del subarrendamiento de habitaciones para evitar malentendidos y problemas. Montserrat Junyent, asesora jurídica de los Colegios y Asociación de Agentes Inmobiliarios de Cataluña (API), nos cuenta cuáles son los requisitos para subarrendar de forma legal:
1. Debe ser consentido
El primer requisito, que además es de sentido común, es que el subarrendamiento debe ser consentido por la propiedad de la vivienda. Y ese permiso debe estar por escrito. Puede incluirse en el contrato de alquiler, si el subarrendamiento se negoció antes de su firma. Y si fuere a posteriori, se puede crear un anexo al contrato. En este sentido, Junyent puntualiza que:
“Si el subarrendamiento no está expresamente prohibido por contrato, es un derecho y por lo tanto, se puede hacer. Sin embargo, para evitar problemas, la cláusula que prohíbe el subarrendamiento se pone por defecto en todos los contratos. De ahí que sea necesario pedirle al propietario/a el consentimiento expreso.”
Con este tipo de cuestiones se evidencia, una vez más, que un contrato verbal de arrendamiento solo da lugar a conflictos e inseguridad jurídica.
2. Debe ser parcial
Es un aspecto fundamental y, según Junyent, debe quedar muy claro que:
“El subarrendamiento siempre debe ser parcial. Es decir, el titular del contrato de alquiler que está subarrendando las habitaciones, debe ocupar la vivienda subarrendada.”
Así que, ya sabes, si eres el titular del alquiler de una casa en Barcelona y vas a subarrendar habitaciones, tú también debes vivir en esa casa, ya que se supone que el subarrendamiento es una ayuda para pagar el alquiler, no un negocio.
2. No puede suponer una actividad lucrativa
El hecho de subarrendar no puede convertirse en un negocio y tiene como límite la renta mensual. Tal y cómo nos explica Junyent:
“El subarrendamiento de habitaciones, no puede constituir una actividad lucrativa para el inquilino titular del contrato, que a su vez, es el subarrendador. Es decir, el subarrendador no podrá percibir nunca por el total de habitaciones subarrendadas más de lo que le paga a la propiedad como renta mensual.”
3. Capacidad máxima de ocupación de la vivienda
Que el inquilino tenga el permiso del propietario para subarrendar habitaciones no significa que pueda meter en la vivienda a más personas de las que debe. La cédula de habitabilidad marca cuántas personas pueden vivir en un inmueble en función de la superficie. Por lo tanto, nunca puede superar la máxima ocupación marcada por la cédula de habitabilidad.
5. Los subarrendados también tienen contrato
El inquilino que subarrienda habitaciones se convierte en subarrendador, y por lo tanto, deberá firmar un contrato con cada subarrendatario que vaya a ocupar las habitaciones de la vivienda. En este contrato privado, se deben especificar las condiciones del subarrendamiento, las zonas alquiladas y las normas de convivencia de la casa. Otro aspecto importante es que el contrato de subarrendamiento va ligado al contrato arrendamiento, de modo que, el uno depende del otro y está sujeto a su duración.
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