En la vida, como en el sector inmobiliario, se dan situaciones verdaderamente paradójicas, como por ejemplo, que una persona no pueda ni plantearse comprar una vivienda en su ciudad y sin embargo, pueda comprarse un pueblo entero por menos de lo que pagaría por un piso. Curiosidades del sector que te mostramos en las noticias inmobiliarias de Api.cat

Se venden pueblos abandonados para rehabilitar
El éxodo de españoles que emigraron del campo a la ciudad entre las décadas de los ’50 y los ’70, marcó el inicio de la progresiva despoblación de muchas aldeas rurales. Según el INE, en España hay 3.500 pueblos y aldeas abandonados. Algunos de ellos cuentan con edificios de gran valor histórico como iglesias o castillos y unos 1.500 están “En venta”.
“Se vende pueblo”
En venta entre comillas porque, en realidad, una persona puede comprar todos los inmuebles de un pueblo abandonado, pero no aquellos que sean considerados bienes públicos, ya que está prohibido por ley. Es decir que, aunque informalmente se diga “comprar un pueblo abandonado” legalmente no sería del todo cierto.
En algunos casos se trata de aldeas totalmente despobladas, en otros, de pueblos cuyo ayuntamiento vende viviendas abandonadas a precios simbólicos para repoblar el municipio y evitar que muera. Y es una fórmula que está teniendo éxito, ya que volver a lo rural, lo natural se está poniendo cada vez más de moda.
El municipio de Lacasta (Aragón) fue el primer pueblo de España en ponerse en venta a un precio de 189.000 euros. Ahora viven en él alrededor de 12 habitantes encargados de su rehabilitación y mantenimiento de forma sostenible y auto gestionada.
Como el de Lacasta, hay muchos otros ejemplos. En un reportaje publicado por El País se recoge la historia de Olmeda de la Cuesta, una aldea de La Alcarria conquense, cuyo alcalde se ha propuesto devolverle la vida al municipio más envejecido de España: tiene 35 personas censadas y solo 10 que viven allí en invierno. En 2014 el Ayuntamiento subastó 14 parcelas a precios tan irrisorios como 5 euros el metro cuadrado. La iniciativa fue un éxito y llegaron solicitudes de varias partes del mundo.
Entre los que ya son propietarios se encuentra una escultora inglesa que va a construir en el terreno adjudicado su casa y su taller. O una mujer venezolana que vivía en Dinamarca y que tiene pensado traer al resto de su familia.
El perfil del comprador de pueblos abandonados
Los perfiles más habituales son, por un lado, los inversores inmobiliarios, que compran viviendas a buen precio para venderlas en lote. Y por el otro, particulares con un proyecto concreto de negocio, como por ejemplo, convertir el pueblo en alojamiento rural para turistas, o montar un proyecto de tintes sociales (comunidades naturistas, centros de meditación, cooperativas de agricultura ecológica, etc.)
Un caso muy conocido es el del prestigioso chef francés Alain Ducasse, quien adquirió un pequeño conjunto urbano en Bidarray (Francia) y reconstruyó todos los inmuebles para fundar allí mismo un hotel. Desde entonces, las antiguas casas funcionan como alojamiento y una de ellas, la más grande, como recepción y restaurante.
Comprar para rehabilitar
No todo es tan bonito como parece, aunque se pueda comprar medio pueblo, luego se necesita tener el dinero para rehabilitar esas viviendas. Y aquí es donde empieza el verdadero desembolse de dinero: hay casas que se pueden reformar por 5.000 euros y otras, cuyo coste asciende hasta los 40.000 euros o más, en función de lo que quiera hacer el nuevo propietario.
¿Qué te parece la idea de comprarse un pueblo?
Fuentes: Consumer, Tinsa, El País