La de Carlos Torrico, sí, y está compuesta por “ética profesional, empatía hacia los clientes y conciencia social”. En un sector tan frío como el inmobiliario, la propuesta de Promoges y sus soluciones inmobiliarias con alma es asombrosa, sensible… y amorosa, si nos permitís la expresión. Y falta mucho amor en el mercado inmobiliario, ¿o no?
“La idea surgió por la necesidad personal de que la imagen y el mensaje de mi empresa fuera en consonancia con mis valores personales y forma de trabajar”, recuerda Carlos Torrico, API de Barcelona. De ahí nació el concepto “alma inmobiliaria”, que aúna justamente los tres atributos diferenciales de Promoges que anunciábamos al principio de este artículo. Bueno, de ahí y de la necesidad de evolucionar en la prestación de servicios inmobiliarios hacia un modelo de negocio más cercano a las necesidades del cliente actual.
“La mayoría del sector inmobiliario trabaja con el mismo esquema de hace 10 años o más. Nuestra propuesta creo que aporta una visión diferente a la forma de prestar servicios inmobiliarios. No nos distinguimos por el producto que tenemos sino por cómo lo hacemos y por cómo queremos tratar a nuestros clientes. Nosotros intentamos darle un lado humano y emocional a nuestro sector. Hay grandes profesionales en el sector pero quizá lo que más difícil sea encontrar profesionales que además sepan tratar la vivienda desde la vertiente de las personas y sus ilusiones”. En este sentido, uno de los referentes de Carlos es Monapart, agencia inmobiliaria que también forma parte del colectivo API, y que “aporta una forma de hacer inmobiliaria totalmente fresca”.
Y eso es también lo que está intentando Carlos. Asesorar, entender y acompañar al cliente en el proceso de compra, venta o alquiler de una vivienda, generando relaciones de confianza y cercanía (“es fantástico ver cómo los clientes lo agradecen y consigues establecer muy buenas relaciones personales con ellos”). Todo ello sin renunciar a sus propias convicciones.
Por eso trabajan con banca ética (concretamente, Triodos Bank) y donan los intereses de sus cuentas en esta identidad a ONG (“creo sinceramente que no podemos sólo pedirle a la sociedad que nos dé, también debemos contribuir para hacer una sociedad más habitable y más feliz”).
Por eso abogan por ofrecer soluciones transparentes que ayuden a trascender la mala imagen del sector.
“La gente necesita profesionales que le asesoren y le acompañen. Pero es necesario que el agente inmobiliario preste sus servicios de una forma honesta, cercana y adaptada a las nuevas formas de comunicarse y de entender el mundo”, asegura Carlos.
Ética profesional.
Empatía.
Conciencia social.
Suena bien, suena diferente, suena humano. Y humanizar el sector inmobiliario es, sin lugar a dudas, una tarea hercúlea pero necesaria. “Si somos capaces de darle a nuestros clientes profesionalidad, cercanía y humanidad podemos cambiar la percepción que tienen de nuestro sector”, asegura esperanzado Carlos. Por algo se empieza, sí, señor.