No nos engañemos, las relaciones humanas no siempre son fáciles ya sea en el entorno familiar, laboral o a la hora de contratar servicios como cliente, incluidos los servicios inmobiliarios.
La relación entre tú, propietario que quieres vender una casa, y un agente API debería ser sólida y de confianza de principio a fin, pero no siempre es fácil, así somos los humanos. Es cuestión de que ambas partes os comuniquéis, tengáis paciencia y ¡mucho sentido del humor!
Veamos las típicas situaciones en que puedes volver loco a tu agente:
1. Sabemos que crees que tu casa de Sant Cugat es única y que por lo tanto, merece tener ese precio que le has puesto. Pero la realidad es que también sabemos que los vínculos emocionales con tu propiedad pueden ser un obstáculo a la hora de poner ese ‘producto’ a la venta. Básicamente porque tú no lo ves como un ‘producto’, lo ves como la casa donde te casaste y han crecido tus hijos.
Pero tienes que entender que al fin y al cabo sí es un producto que está a la venta, por lo que no debes resistirte a los consejos sensatos y profesionales que te de tu agente API, porque en definitiva, está trabajando para ti. Si ves que te cuesta mucho, valora si realmente quieres vender la casa, puede ser que aún no lo tengas claro.
¡Ah! y recuerda que se venden antes aquellas casas que tienen fijado un precio realista desde el principio, que no las que tienen un precio sobrevalorado. A la larga, los propietarios se ven obligados a rebajarlo.
2. Debes dejar la casa presentable para que tu agente API la pueda mostrar. No hacerlo es torpedear su trabajo y espantar a los posibles compradores. Como te hemos comentado en anteriores posts de api.cat, una buena imagen es clave para la venta.
3. Si estás mostrando tu piso para vender en Vilafranca cuando aún estás viviendo allí, procura no estar presente cuando tu agente API realice visitas. Es para que el posible comprador se sienta libre de comentar, preguntar y observar lo que le considere oportuno con calma, sin sentirse incómodo o cortado por tu presencia. Quizás quiera abrir algún trastero u armario para ver cómo son por dentro… No te preocupes por esto, tu agente API se encargará de poner los límites que tu le hayas indicado.
En resumen, que estés pululando por el piso intimidando al cliente potencial o contestando las preguntas que debería responder tu agente, no ayudará. Él sabe cómo gestionar las dudas de los clientes y cómo vender. Deja que haga su trabajo, ¡para eso contratas sus servicios!
4. No marees con el precio. Antes de poner tu casa en venta piénsatelo bien y fija un margen para negociar. Todo comprador intentará negociar y debes contemplarlo. Pero estar cambiando de opinión y marear la perdiz por 2.000 euros arriba o abajo solo te traerá quebraderos de cabeza, a ti y tu agente, además de generar desconfianza entre los clientes que están interesados.
5. Deja la casa tal y como a ti te gustaría encontrarla. Si has estado viviendo allí hasta que la venta se ha hecho efectiva, déjalo limpio antes de irte definitivamente. No es agradable para alguien que se está mudando encontrar basura que no es suya. Quedarás mal tú y harás quedar mal a tu agencia.
¿Te parecen razonables todos estos ejemplos?
Foto: Feminity